El sexo segun Walter Arias

«Los sexólogos (ya sean titulados o televisivos) coinciden en señalar, a modo de advertencia severa, que la sexualidad no consiste exclusivamente en la penetración. Bien. Hasta ahí de acuerdo: no podemos olvidar la lengua artística, los latigazos en el culo, las bolas chinas eléctricas, el poder devorador de una boca, etcétera. En lo que lamento no estar de acuerdo con los sexólogos es en la propaganda sesgada que les hacen a las caricias. ¿Caricias? ¿Lo que hacemos a los perros y a los gatos? ¿Caricias? Incluso acariciamos a un hámster muerto ¿Caricias? ¿Las caricias son sexo? ¡ Venga ya ! No estamos para tonterías, camaradas. El sexo no consiste exclusivamente en la penetración. Por supuesto que no. El sexo es también otras muchas cosas: pellizcos que gangrenan la autoestima, lenguas ebrias, uñas que escarban en las fronteras del daño, la apropiación indebida de un alma ajena, el mal de ausencia que se traduce en un aullido nocturno, dientes que traspasan la barrera del dolor… Todo eso es también sexo, qué duda cabe. Opciones de sexo. Sexo complementario. Pero, ¿las caricias?. No somos perros, ¿verdad? No somos gatos, ¿no es cierto? Sexo es terminar de practicar el sexo y plantearte al menos dos enigmas, a saber: 1) ¿Me habré pasado un poco? y 2) ¿Dónde habrá aprendido a hacer estas diabluras esta demonia trastornada? Y que luego diga tu Conciencia: «Se te va a parar cualquier día el corazón, payaso acrobático». Y que tu Subconsciente te susurre: «Ju ju chunda chunda traca toma». (Porque el Subconsciente, como es bien sabido, se expresa a través de formulaciones más o menos onomatopéyicas.)»

De «Mercado de Espejismos»,  Felipe Benitez Reyes, editorial Destino.