Discurso de Walter Arias sobre el amor como negocio entre fantasmas

«El amor es un acertijo. Tienes que dar con la solución lo antes posible, o de lo contrario perderás. Perderás todo: tu dignidad, tu libertad, el crédito de tus tarjetas, tu sentido común. Si no das con la solución del acertijo, pensarás que el amor es un enigma, y acabaras seducido por el, vuelto su esclavo. Y al final, cuando ya la cosa no tenga remedio ni punto de retorno resolveras el acertijo: el enigma del amor consiste precisamente en su absoluta falta de enigma.

»Una mujer le dice a su novio:  «No te has fijado en mi nuevo peinado». O le dice: » No te has dado cuenta de que me he depilado las cejas». O le dice: » No me has dicho nada de mi vestido». Pues bien, la mujer que dice cosas de este tipo es que no se ha enterado para nada de lo que es el amor. Es una analfabeta del amor. La torpe de la clase.

»A fuerza de constumbre, el amor entre dos personas se convierte en una historia de fantasmas sedados. A fuerza de sentir la presencia de la persona amada, esa persona amada desaparece, se esfuma, se pasea a nuestro lado como una fantasmagoria portátil, se mete en nuestra cama como una aparición trasmundana. Si te preguntasen de que color tiene los ojos tu novia, si te preguntasen en que postura le gusta hacerlo, si te preguntasen de que tonalidad tiene la piel, te quedarias en blanco, porque lo ultimo que se te ocurriria en este mundo es indagar ese tipo de cosas. Y no se te ocurriría no por menosprecio, no por hastío ni desinterés, sino porque ya no tienes que mirar sus ojos, ni tienes que memorizar vuestra postura erótica habitual, ni tienes que saber dar nombre a su tono de piel. No te hace falta: sabes de sobra que esos son los únicos oos que te miran en este mundo con amor, sabes de sobra que os fundis gozosamente como fantasmas agónicos en la oscuridad de una noche sin tiempo, sabes de sobra que esa piel que tus labios han recorrido centenares de veces es la única piel que reconocerías entre todas las pieles del universo.

»¿Me entendéis?

»Ahora bien con los amores nuevos no ocurre eso. Cuando conoces a una tía e intuyes, gracias a un inconcreto resorte salvaje, que puedes acabar con ella en la cama, la cosa cambia. Tienes que aprender a mirar a ese nuevo monstruo (ojos, labios, orejas) que aún constituye para ti un enigma carnal, porque una recién conocida es una cosa informe y rara que hay que encajar en nuestra teoría estética, y por eso nos fijamos en su peinado, en su vestido, en sus garras pintadas….

»A veces, el proceso es asombroso. La nariz que al principio te parecía demasiado chata te acaba pareciendo adorable -y clavas tus dientes en ella con el ardor de un caníbal-. Los labios que de entrada te resultaban mortecinos, carentes de vida y de pasión, te deparan luego sorpresas estupendas. Y asi sucesivamente. ¿Me explico?


De «El novio del mundo» Felipe Benitez Reyes, editorial Tusquets.